Un verano muy movido
Mis fieles lectores (los dos), se habrán dado cuenta de que durante el verano, este blog, que nunca se ha sido un prodigio de actualizaciones, ha registrado exactamente 0 (cero) entradas. Y es que el verano ha sido muy movido, tanto en el plano familiar como laboral. En ambos casos todo han sido excelentes noticias, que han venido acompañadas de varios cambios mas o menos previstos. Todo ello ha provocado que casi no le haya quedado un momento de paz y tranquilidad a este que os escribe (a los dos).
Otros que han tenido un verano movido han sido los desarrolladores de Django. Finalmente, después de más de tres años desde la publicación de su primera versión, y con unos últimos meses trabajando a un ritmo frenético, Django ha liberado su versión 1.0. Esta release marca un punto de inflexión importante, tanto para nosotros lo desarrolladores, que tenemos una API estabilizada, como para todos los que ven las versiones 0.x como arenas movedizas (y que en muchos casos son los que toman las decisiones). Lo cierto es que cuando Django fue publicado, ya era un framework muy potente, maduro y estable, y durante estos años solo ha hecho que mejorar en todos los aspectos.
Por mi parte, solo puedo decir que después de mas de dos años usando la versión de desarrollo en más de una veintena de proyectos diferentes, Django es exactamente el framework web para perfeccionistas con deadlines que publicita su portada, y mucho mas. Desde aquí, solo me queda dar la enhorabuena a todos los que han hecho posible esta versión 1.0. ¡Muchas gracias!
Afortunadamente, entre tanto ajetreo, este verano he podido volver a disfrutar nuevamente de mi columnista favorito, el divertidísimo Dave Barry. Desde que hace unos años dejara de escribir su columna semanal en el Miami Herald, Dave solo escribe en momentos muy puntuales, y este verano se está produciendo una conjunción de ellos de forma casi consecutiva. Gracias a las olimpiadas, y a las convenciones republicana y demócrata en Estados Unidos, durante las últimas semanas ha sido posible disfrutar de sus crónicas casi a diario. Menos mal que a mi otro columnista favorito, el gran Matias Vallés, se le puede leer regularmente sin tener que esperar a ningún acontecimiento en particular.
En resumen, este verano que ya termina ha sido inolvidable. Espero que en breve podamos volver a la programación habitual.