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Un blog a velocidad absurda

Boys (and girls), be ambitious!

mar 15 enero 2008

William S. Clark

Cuando llegué por primera vez a Japón, y como le pasa a todo el que va por primera vez, cualquier cosa me parecía de lo más exótica y extraña. Pero como todo en esta vida, con el paso de los años, el exotismo y la novedad se fueron diluyendo.

En Tokio cada día hay algo que te sorprende, pero las pequeñas cosas, que son las que más te impactan al principio, como la comida o las costumbres de la gente, empezaron por dejar de llamarme la atención, para acabar convirtiéndose en rutinarias. Solo cuando mi familia venia a visitarme o cuando más adelante he ido con amigos, he vuelto a recordar lo que se siente al estar en Japón por primera vez y lo radicalmente diferente que es todo de España.

Últimamente he vuelto a tener esa sensación visitando el blog Lo que me revienta de Japón, que he descubierto gracias a aaloy. El blog, escrito con un punto de ironía y mala leche, ofrece un compendio, detallado y libre de tópicos, de casi todo lo que a un español le sorprenderá y/o molestará de Japón a poco que pase algún tiempo en el país. Todo ello adrezado con una gran cantidad de fotos y gráficos. Debe decir que me lo he pasado muy bien con muchos de los artículos y a menudo me he sentido reflejado en ellos. Incluso hemos coincidido en algún tema, como lo ruidoso que puede llegar a ser Japón. Recomiendo la lectura del blog a cualquiera con ganas de ir más allá de lo que explican las guías turísticas.

Por otra parte, no estoy de acuerdo con casi ninguna de las conclusiones a las que llega con respecto al país y sus gentes, pero creo que ese es un tema puramente de percepción y del entorno en el que le haya tocado a cada uno moverse. Dicho esto, me gustaría detenerme en las conclusiones a las que llega en la entrada en la que describe el idioma japones, ya que como ex-gaijin, me han llamado mucho la atención. Dice el autor:

Un extranjero en Japón siempre será un analfabeto ya que nunca aprenderá a leer y a escribir aceptablemente. Por lo tanto, un gaijin sólo puede trabajar en 3 áreas, en las que le será muy difícil llegar a dar órdenes a ningún japonés: 1) En una multinacional que use el inglés 2) En la enseñanza de idiomas. 3) En la hostelería o la construcción.

Si alguien que, como yo mismo en su día, tenga el sueño de vivir y trabajar en Japón, lee el comentario anterior, podría pensar que dicho sueño es imposible y optar por convertirse en director de e-business o algo peor. Así que mi vocación de servicio público me obliga a afirmar que tampoco es para tanto y que en este punto el autor exagera un poco. Sirva mi propia experiencia como ejemplo.

Siendo un extranjero más en Japón, aprendí a hablar y leer más que aceptablemete el idioma. Trabajé durante 4 años en una consultoria Japonesa donde yo era el único gaijin y en la que únicamente se trabajaba en japonés. Además durante mi último año tuve a algunos japoneses a mi cargo, a los que afortunadamente no tuve que dar demasiadas ordenes.

Pero es que lo mio es una broma comparado con algunos de los extranjeros que conocí. Por poner solo algunos ejemplos, Un canadiense propietario de una consultoria en el centro de Tokio, una doctora india a la que por teléfono todo el mundo toma por Japonesa o una chica australiana que escribe kanjis mejor que muchos japoneses.

Así que si hay algún lector entre el público con ganas de lanzarse a la aventura de vivir en Japón, que sepa que aunque no es nada fácil, no es ni mucho menos imposible plantearse otras metas más allá de chapurrear el japones o trabajar en los nichos típicos de los extranjeros. El lector perspicaz se habrá dado cuenta de que no he mencionado la escritura. Y es que tengo que reconocer que absolutamente todo lo que escribí en Japón lo hice por ordenador, así que aunque redacté muchos emails y algunos documentos, no puedo decir con justicia que sepa escribir en Japones ya que a mano alzada tengo el nivel de escritura de un niño de 6 años. Aun así, no creo que este punto invalide mi argumento.

Por cierto, la imagen que aparece en la parte superior derecha del blog, un Godzilla con un bocadillo de cómic, continene una pequeña broma que solo se aprecia si sabes leer hiragana. Pero como el autor no lo explica en ningún sitio, me abstengo de contarlo aquí para no chafarle el secreto, en caso de que lo sea.

Imagen cortesía de Wikimedia Commons.

DVD-VR en Linux, otra pequeña victoria del software libre

dom 25 noviembre 2007

My favourite electronics store in Japan

En el 2004 compré una cámara de vídeo digital de esas que utilizan como almacenamiento DVDs regrabables de 8 centímetros. La mía en concreto es la Hitachi DZ-MV580.

En la tienda había visto como con el software de Windows que venia con la cámara, era posible separar los capítulos de vídeo que te interesaban, de modo que pudieras incluir en tu DVD de las vacaciones en la nieve la escena en la que bajas esquiando como un campeón, pero no aquella otra en la que te estampas contra la clase de esquí de un grupo de la tercera edad.

Así que después de llenar mi primer disco, me senté frente al ordenador, confiado de que mi Linux tendría todas las herramientas para procesar el vídeo grabado y realizar DVDs con los que deleitar (o torturar) a mi familia y amigos.

Pero mi sorpresa fue mayúscula al comprobar que los discos se grababan en un formato especial de DVD, llamado DVD-VR, que define el formato lógico de grabación de vídeo en soporte DVD. Mientras el formato utilizado para guardar el vídeo, el archivo VR_MOVIE.VRO del disco, es MPEG2 estándar, el mismo utilizado por los DVDs de toda la vida, la información sobre los capítulos y fecha de grabación, el infame fichero VR_MANGR.IFO, se almacena en un formato que ningún software open source de la época entendía.

Eventualmente encontré un método, algo laborioso, que permite separar los capítulos pero que implica separar las pista de audio y vídeo para volverlas a multiplexar de nuevo. Esto hacía que muchas veces acabase con el vídeo y el audio desincronizados, ademas de con distorsiones entre los capítulos. Así que, aunque imperfectos, acabé creando DVDs con los que deleité (y torturé) a familiares y amigos.

Aun así, de cada disco que grababa, guardaba una copia con la certeza de que algún día algún programador con mi mismo problema, pero con más talento, escribiría el software que permitiera dividir los vídeos en capítulos tal y como lo había visto hacer con el software de Windows.

Y por fin, tras tres años, hace unos días descubrí que ese programa ya existe. Su nombre es dvd-vr (elemental) y permite dividir un disco DVD- VR en capítulos automáticamente y sin errores, así como mostrar diversa información del disco. Su primera versión es de Febrero del 2007 y su creador es Pádraig Brady.

Cuento esto, primero como servicio publico, ya que mi experiencia podría servirle a otros usuarios de Linux con cámaras DVD, pero también como un ejemplo, otro más, de la capacidad que tiene el software libre de resolver problemas reales y concretos de sus usuarios (el famoso "scratch an itch"), aunque sean tan pequeños como el de dividir en capítulos tus películas caseras.

Imagen © steve-o71. Some Rights Reserved.

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