Boys (and girls), be ambitious!
Cuando llegué por primera vez a Japón, y como le pasa a todo el que va por primera vez, cualquier cosa me parecía de lo más exótica y extraña. Pero como todo en esta vida, con el paso de los años, el exotismo y la novedad se fueron diluyendo.
En Tokio cada día hay algo que te sorprende, pero las pequeñas cosas, que son las que más te impactan al principio, como la comida o las costumbres de la gente, empezaron por dejar de llamarme la atención, para acabar convirtiéndose en rutinarias. Solo cuando mi familia venia a visitarme o cuando más adelante he ido con amigos, he vuelto a recordar lo que se siente al estar en Japón por primera vez y lo radicalmente diferente que es todo de España.
Últimamente he vuelto a tener esa sensación visitando el blog Lo que me revienta de Japón, que he descubierto gracias a aaloy. El blog, escrito con un punto de ironía y mala leche, ofrece un compendio, detallado y libre de tópicos, de casi todo lo que a un español le sorprenderá y/o molestará de Japón a poco que pase algún tiempo en el país. Todo ello adrezado con una gran cantidad de fotos y gráficos. Debe decir que me lo he pasado muy bien con muchos de los artículos y a menudo me he sentido reflejado en ellos. Incluso hemos coincidido en algún tema, como lo ruidoso que puede llegar a ser Japón. Recomiendo la lectura del blog a cualquiera con ganas de ir más allá de lo que explican las guías turísticas.
Por otra parte, no estoy de acuerdo con casi ninguna de las conclusiones a las que llega con respecto al país y sus gentes, pero creo que ese es un tema puramente de percepción y del entorno en el que le haya tocado a cada uno moverse. Dicho esto, me gustaría detenerme en las conclusiones a las que llega en la entrada en la que describe el idioma japones, ya que como ex-gaijin, me han llamado mucho la atención. Dice el autor:
Un extranjero en Japón siempre será un analfabeto ya que nunca aprenderá a leer y a escribir aceptablemente. Por lo tanto, un gaijin sólo puede trabajar en 3 áreas, en las que le será muy difícil llegar a dar órdenes a ningún japonés: 1) En una multinacional que use el inglés 2) En la enseñanza de idiomas. 3) En la hostelería o la construcción.
Si alguien que, como yo mismo en su día, tenga el sueño de vivir y trabajar en Japón, lee el comentario anterior, podría pensar que dicho sueño es imposible y optar por convertirse en director de e-business o algo peor. Así que mi vocación de servicio público me obliga a afirmar que tampoco es para tanto y que en este punto el autor exagera un poco. Sirva mi propia experiencia como ejemplo.
Siendo un extranjero más en Japón, aprendí a hablar y leer más que aceptablemete el idioma. Trabajé durante 4 años en una consultoria Japonesa donde yo era el único gaijin y en la que únicamente se trabajaba en japonés. Además durante mi último año tuve a algunos japoneses a mi cargo, a los que afortunadamente no tuve que dar demasiadas ordenes.
Pero es que lo mio es una broma comparado con algunos de los extranjeros que conocí. Por poner solo algunos ejemplos, Un canadiense propietario de una consultoria en el centro de Tokio, una doctora india a la que por teléfono todo el mundo toma por Japonesa o una chica australiana que escribe kanjis mejor que muchos japoneses.
Así que si hay algún lector entre el público con ganas de lanzarse a la aventura de vivir en Japón, que sepa que aunque no es nada fácil, no es ni mucho menos imposible plantearse otras metas más allá de chapurrear el japones o trabajar en los nichos típicos de los extranjeros. El lector perspicaz se habrá dado cuenta de que no he mencionado la escritura. Y es que tengo que reconocer que absolutamente todo lo que escribí en Japón lo hice por ordenador, así que aunque redacté muchos emails y algunos documentos, no puedo decir con justicia que sepa escribir en Japones ya que a mano alzada tengo el nivel de escritura de un niño de 6 años. Aun así, no creo que este punto invalide mi argumento.
Por cierto, la imagen que aparece en la parte superior derecha del blog, un Godzilla con un bocadillo de cómic, continene una pequeña broma que solo se aprecia si sabes leer hiragana. Pero como el autor no lo explica en ningún sitio, me abstengo de contarlo aquí para no chafarle el secreto, en caso de que lo sea.